dimecres, 25 de novembre del 2015

Finis Cataloniae, Ksawery Pruszynski (1937) En la España Roja, Alba 2006

Finis Cataloniae?
Ksawery Pruszynski
1937

En la España Roja, Alba 2006

Tres días después de mi llegada a Barcelona entregué mis cartas de recomendación a dos dignatarios: Ventura Gassol, poeta, consejero catalán de Educación, y Jaime Miravitlles, que había sido en otro tiempo profesor en una escuela técnica para obreros y que se había convertido en jefe de las milicias populares en Cataluña, después de haber dirigido con éxito los combates callejeros. Además de una acogida sumamente amable, recibí de las autoridades un nuevo salvoconducto adornado con una multitud de sellos y firmas. Al día siguiente pedí que se requisaran para mi uso profesional objetos tan indispensables para la profesión de periodista como un coche -¡faltaría más!, y esta necesidad para mí tan evidente se solventó con la rapidez de un relámpago: en apenas media hora. La máquina de la burocracia revolucionaria, lenta y torpe en materia de pasaportes, demostró en esta ocasión una eficacia asombrosa, adquirida al parecer durante las primeras semanas del golpe. Al salir sólo se me ocurrió pensar que en este bello país resultaba más fácil conseguir un coche ajeno que tu propio pasaporte.

No obstante, tengo que quitarme la careta y reconocer que este plan estupendo no fue idea mía. En realidad el plan lo urdió el propietario del coche requisado, mi nuevo conocido, el tal De Vergnolles que concentra todas sus energías en salvar su coche del destino que corren todos los vehículos en España. De Vergnolles llegó a la conclusión de que no había mejor protección contra la epidemia de Incautaciones que la vacuna inocua de una requisición aparente y amistosa. Así que le hice caso y me presenté en la institución correspondiente, expliqué allí el objetivo de mi visita, indiqué la matrícula del vehículo que había elegido y cerré unos cuantos detalles más. Abandoné el lugar con la autorización pertinente, mientras De Vergnolles remataba la operación consiguiendo un permiso para trabajar de chófer y la asignación de su propio automóvil como herramienta de trabajo. En su calidad de chófer recibió el correspondiente carnet profesional y una autorización para desplazarse por «todo el territorio antifascista». De esta manera dejó de ser un sospechoso burgués para convertirse en un proletario de confianza, asegurando de paso la propiedad de su automóvil. Dentro de unos días partimos hacia Madrid, pasando por Valencia y La Mancha. Cruzaremos la mitad de España que, al igual que Ucrania en 1918 arde por el fuego de la revolución y nos adentraremos en la tierra en llamas de Don Quijote. De Vergnolles puedo decir que me resulta muy desagradable cuando usa la «de» de su apellido y también altamente sospechosos esos trucos suyos para conservar su coche y tomarle el pelo a la revolución. Pero la expedición que hemos planeado puede resultar muy interesante, especialmente en este momento, y por eso al final he decidido rendirme a sus planes.

Sin embargo, no todo el mundo considera que su principal problema sea encontrar la fórmula para salvar su vida y sus propiedades. De Vergnolles repite mucho, sin llegar a entenderlas, las grandes frases de la revolución proletaria: en realidad su significado para él se reduce a una mansión en el Paralelo y a un automóvil de lujo. También hay milicianos, chicas, revolucionarios auténticos y de extracción proletaria, que concentran su mirada en el futuro más próximo. Están embriagados por su ascenso en la escala social, y les da igual haberlo conseguido a costa de haber hecho trizas la realidad; están satisfechos por haber vencido a los oficiales, los banqueros y los curas, por las adulaciones que les dedican los intelectuales en la radio y la prensa, por las noticias grandilocuentes del frente. También a ellos les cuesta contemplar los acontecimientos como un todo, incluyendo los beneficios y consecuencias de lo que ha sucedido. No obstante, aún quedan en Cataluña personas a las que ni un coche ni una propiedad pueden tapar la visión del conjunto y cuyo profundo conocimiento humano, su sabiduría y su formación permiten ver aquello que no pueden ver los primeros.

El segundo de mis conocidos pertenece -por suerte- a este otro grupo de personas. Su sufrimiento hunde sus raíces en el drama humano que le rodea, y no en la posibilidad de perder su propia vida o sus pertenencias, ni siquiera en la posibilidad de perder a sus familiares y amigos; sus preocupaciones están en un nivel infinitamente más elevado que las que afligen a tipos como De Vergnolles. Él sufre porque es un hombre de ideas, un intelectual; porque es un progresista, un socialista catalán.

El primer fracaso ideológico de este hombre tiene que ver con la relación entre Cataluña y esta revolución. El nuevo Gobierno catalán se ha instalado ya en el palacio del viejo consejo barcelonés, una especie de senado veneciano de este reino marítimo español. Cataluña ha cumplido los sueños de generaciones de catalanes y se ha convertido en una república autónoma. Pero mi amigo sabe que eso es sólo un espejismo, que la autonomía de Cataluña que se vislumbraba a lo lejos a comienzos del siglo terminará siendo como las de Ucrania y Georgia, y no como las de Lituania o Letonia. La cuestión catalana, que lejos de solucionarse se ha acentuado aún más en las últimas décadas, se ha dado por zanjada. Pero ¿cuál era, entonces, la cuestión catalana?


Un sector de la burguesía y de la pequeña burguesía había logrado un desarrollo mucho más grande que el del resto de España, impregnándose de las ideas europeas que Castilla se negaba a aceptar, ideas como el liberalismo, el rechazo a la hegemonía del Ejército, la Iglesia y la nobleza, así como al centralismo de la capital. La ideología de este sector de la burguesía se basaba en la lucha por el derecho a usar su propia lengua en la escuela y en la administración, a una literatura propia, a una historia con héroes nacionales propios y antepasados que habían luchado contra Madrid. Esta ideología ha sobrevivido a la revolución del 19 de julio, pero, en cambio, su base social se ha precipitado en el abismo. Hoy la cuestión catalana ya no se plantea. De Vergnolles no lo sabe, tampoco los milicianos; quizá ni siquiera Companys, que está absorto en las dificultades del día a día, sea consciente de ello. Mi amigo sí que lo sabe, y muy bien.

Hoy la cuestión catalana ya no existe, porque la burguesía moderna que la planteó y luchó por resolverla no consiguió solucionarla cuando el liberalismo y la burguesía estaban en su plenitud. El derrocamiento de la monarquía y la autonomía catalana llegaron como un tardío fruto otoñal, el fruto de un árbol agotado, la última conquista de una capa social que políticamente pertenece al pasado. La cuestión catalana ya no existe, porque a la nueva clase obrera le resulta ajena. Muchos son los factores que han contribuido a esta situación, pero en su raíz está el proceso de industrialización de Cataluña, un proceso increíblemente intenso. La población de la Barcelona industrial supone la mitad de los habitantes de Cataluña. Esta proporción de fuerzas habla por sí sola. Desde hace años el proletariado industrial de Barcelona estaba bajo la influencia del anarcosindicalismo, que defendía una España federal, en la que Cataluña no debía recibir un tratamiento especial. Este proletariado, al igual que muchos otros, ha demostrado poco interés por las peculiaridades lingüísticas y nacionales. Por último, también se ha producido una infiltración muy fuerte de elementos genuinamente españoles procedentes de Castilla, Andalucía o Murcia. Una cuarta parte de los habitantes de Cataluña ha nacido fuera de sus fronteras. La lucha del 19 de julio se desarrolló bajo las banderas del socialismo y el comunismo, del anarquismo y el sindicalismo, bajo las banderas de los trotskistas y estalinistas; y la marea roja ha convertido los colores catalanes en algo simplemente decorativo. Numerosas publicaciones catalanas fueron clausuradas por burguesas y los partidos y organizaciones catalanes desaparecieron. La izquierda catalana desempeña un papel cada vez menos importante en el Gobierno, mientras que los nuevos consejeros están cada vez más comprometidos con la revolución. La lucha contra las clases sociales propietarias socava también la propiedad nacional. La monarquía española jamás hubiese sido capaz de unificar el país como lo ha hecho la revolución proletaria.

Aún es imposible predecir lo que sucederá en un futuro próximo pero en caso de que triunfe la revolución se instalará aquí un gobierno más o menos parecido al soviético, quizá con mayor peso de capital extranjero, quizá un poco menos al estilo de Rusia y más similar al de México. Si ganan los militares, se iniciará con toda seguridad un período de dura reacción: Queipo de Llano, un general-histrión, que todos los días trova y maldice a través de la radio de Sevilla, no encuentra otro apelativo para referirse a los catalanes que el de «perros catalanes». En cualquier caso, parece que el destino de la cuestión catalana ya ha sido decidido. Irá a parar a los anales de la historia, al mismo lugar que la clase social con cuyo florecimiento apareció en escena y de la que fue incapaz de separarse.

En cuanto al desarrollo industrial, hasta hace pocos años la industria catalana no estaba tan concentrada como ahora, sino dividida en pequeños talleres, con numerosos empresarios y pocos obreros. Pero durante la Gran Guerra, debido a la necesidad de los suministros militares, se modernizó, y su proletariado ha crecido en cientos de miles de personas hasta convertirse en una clase social importante. Pero la demanda de mano de obra barata hizo que los empresarios trajeran a obreros procedentes de fuera, de la pobre Castilla o de la Murcia de los minifundios. El campesino catalán era ilustrado y acomodado, tenía muchas tierras y pocos hijos. En Cataluña no se planteaba la cuestión agraria, pero los problemas agrarios de otras regiones, los minifundios murcianos y los latifundios andaluces, que impulsaron la llegada a Cataluña de mano de obra barata, quebraron las bases nacionales del catalanismo. Fueron personas como Rosa, y los hermanos de Rosa, quienes rompieron esas bases.

Pero el destino de Rosa y sus hermanos no cuenta. Esta guerra pasará por encima de sus vidas y sus cuerpos. Ellos son las monjas asesinadas en los conventos, los obreros-milicianos que mueren en los frentes, y también el soldado del Tercio ejecutado por el Ejército gubernamental. Ellos, seres silenciosos y anónimos, están a un nivel inferior de eso que se llama la Historia. Ni siquiera saben cuál Ira sido su papel, cuál es el resultado de su llegada masiva a las fábricas de Barcelona. Les sorprendería saber que fueron ellos los que de¬cidieron el destino de esta cuestión nacional, que en este rincón de Europa lograron lo que no consiguió Bismarck en la región de Poznan. Hasta ignoraban que existiera eso mismo que destruye¬ron. Y sin embargo, ha sido esta masa infrahistórica la que ha escrito la historia con su impulso por salir de la pobreza y su trabajo, con la fuerza de su número, con sus esfuerzos por convertirse en obreros ilustrados. Fue ella la que llevó a cabo la obra de unificación de este país con España, de su castellanización. Al hacerlo han continuado, por un extraño azar del destino, la política del primer Borbón que ocupó el trono de España; porque fue Felipe V, el nieto del Rey Sol, quien aplastó los inicios del separatismo catalán. ¡Qué sucesores tan inesperados están rematando hoy su obra sin saberlo!

dissabte, 29 de novembre del 2014

Marbre

Marbre

Marbre que ets pàlid als ulls
fred al tacte
silenciós a les orelles
d'olor insípida si l'ensumes
i si el llepés no és dolç ni salat
d'efímer a etern si el treballes
com l'amistat que es forja lentament
entre topades i complicitats.
I si el buides del superflu,
esdevé allò que ja era:
bellesa i veritat, art...
una escultura que mai s'oblidarà
perquè viurà mentre hi hagi ulls que la contemplin
i ànimes que la recordin.
I aquest marbre ets tu.


divendres, 21 de novembre del 2014

Encuentro con Eros


Encuentro con Eros



Tus piernas inspiran versos, que fluyen livianos entre mis labios, como un aliento que poco a poco se exhala, como si a morirme fuera, de amor o de despecho mientras ellas, tus piernas, se alejan, te alejan, de mi y de mi aliento, de mis besos y de mis versos.
Oh liviana muerte, ven a mi y llévame contigo...

dissabte, 5 d’abril del 2014

EL ÚLTIMO VUELO DEL ÁGUILA

EL ÚLTIMO VUELO DEL ÁGUILA
 
Napoleón en su crepúsculo
Es el día veinte de abril de 1814. En el patio del Caballo Blanco del palacio de Fontainebleau  la Vieja Guardia desfila por última vez ante tus ojos. Una mirada que ha contemplado cientos de batallas, de jornadas patéticas y heroicas, reyes postrados ante tu genio y princesas esperando un baile, unos ojos que gobernaron el mundo… Caminas en silencio entre hileras de hombres. Escuchas la respiración cortada de los veteranos, el silbido de una pulmonía llevada de las estepas de Rusia, algún gruñido que incita a un último gesto de rebelión, algo que ahora seria tan heroico como estéril. Ninguna lágrima. Es la Vieja Guardia. Hombres que huelen a tabaco, alcohol y pólvora. Con el dedo escoges a seiscientos. Es tan difícil dejar al resto. Te seguirían al fin del mundo. Antoine, Nicolás, Remy, Bernard, y tantos otros. Que vuelvan a casa…

Un buen general conoce a cada uno de los soldados de su guardia. Si no es así cómo puede mandarles a la muerte sin pestañear. Por la noche ves sus caras en tus sueños. Sabes el nombre de sus mujeres, de sus hijos, donde vivían. Si no fuera así como podrían ser fieles camaradas. Ellos son ahora ciudadanos de Francia. El tiempo de los reyes que tenían  a los soldados como esclavos ha pasado. Ahora luchan y mueren por ideas o por un trozo de tela de tres colores... Un hombre libre no moriría por un rey que no sabe su nombre, pero que conoce al dedillo cada uno de los perros de su jauría. Quizás fuera así antaño, pero los tiempos han cambiado. Has hecho reyes de simples hombres y convertido a reyes en hombres vulgares, has liberado pueblos y sometido imperios. Una chusma bien dirigida puede conquistar el mundo. Esperas que el mundo haya comprendido la lección que les has mostrado. No lo harán.

Recuerdas. Recuerdas la mañana en el puente de Lodi. El júbilo de los soldados: campesinos malolientes y los hijos de burgueses holgazanes, una masa confusa de gentes viles convertidas en conquistadores de las tierras de Italia. Recuerdas la noche en Austerlitz: las fogatas del campamento, la leyenda del lago helado engulliendo al ejército austriaco en retirada, la batalla de los tres emperadores. Recuerdas las cartas de tu hermano en que hablaba del cielo de Madrid un día breve de verano, de sus mozas y sus tabernas, de aquel pueblo fanático e ignorante pero indómito e invencible. Recuerdas Moscú y sus heladas estepas, aquel desierto blanco, la espera interminable y los primeros copos de nieve cayendo suavemente en tu guante. La herida aún te duele. Ahora ya nada queda. Todos lo saben pero no hablan de ello.

En Viena se celebran fiestas en honor a tu caída, tus estatuas son destruidas por el cincel que las esculpió. La mano que copió tus leyes ahora las lleva a la hoguera. A los niños les dan la papilla con la amenaza que el Ogro francés vendrá a buscarlos. En Londres, la nación de los tenderos se apresura a extender su dominio sobre los mares. De las cenizas de un mundo viejo surge uno nuevo. El mar será suyo ahora. Los Borbones regresarán a Francia y España. Te han vencido.


A. Montfort (Adiós a la Guardia Imperial)
Pese a todo, has aceptado la paz en Europa a cambio de retirarte a la Isla de Elba, un minúsculo principado en la costa de Italia. Un último servicio a la patria, y a ti mismo. Podría ser peor. Allí hace buen tiempo. Estarás cerca de Córcega, tu verdadera patria. Habrá buen vino y buena compañía, tu esposa será Duquesa de Parma y tendrás un sueldo de dos millones de francos al año y el resto de los Bonaparte recibirá una pensión. Una jaula de oro.

De repente, un gesto rompe el silencio. Un soldado se lleva un estandarte. Gritas:

-¡Traedme el águila!

La acercan. Casi se te rompe la voz. El soldado la agacha hasta tu frente. Le das un beso. Al poco estallan los llantos. Te seguirían al fin del mundo. Les dices adiós, te vas arrastrando la gabardina y subes al carruaje. Solo te quedan seiscientos. Observas el palacio, será un hasta luego. Elba te espera. Un chasquido de látigo, el carruaje se ha puesto en movimiento. Y sonríes.

             

 

 

dilluns, 17 de febrer del 2014

Tales of Brave Ulysses

You thought the leaden winter would bring you down forever, But you rode upon a steamer to the violence of the sun. And the colours of the sea bind your eyes with trembling mermaids,  And you touch the distant beaches with tales of brave Ulysses, How his naked ears were tortured by the sirens sweetly singing, For the sparkling waves are calling you to kiss their white laced lips.
Tales of Brave Ulysses, Cream (Disraeli Gears)

Gibson Les Paul "Dragons"
El que una banda arriba a ser és un fruit de petits moments, trobades, anades, vingudes i adéus. Com la vida mateixa. Un disc és la foto d’un moment deia el nostre primer productor, Jesús Rovira (Lax’N Busto), a la Casa Murada ja al llunyà 2009 quan vam gravar el primer disc de Faèrica: Benvinguts al Planeta Vermell. Un disc rebel, arriscat, furiós i també dolç i melancòlic. Va rebre més elogis que crítiques: era una opera prima, el debut d’un grup que va començar a pensar en fer alguna cosa quan es va sentir còmode a l’escenari del primer Certamen de Música Jove, concurs que el grup es va endur a la tercera com mana la dita popular, i va fer un gran paper a l’Emergenzza Festival. El redoble de bateria i l’entrada en drop-D de Laberint a Razz 3... I també el concert més multitudinari i en moviment: sobre la carrossa del rei Carnestoltes, desafiant les lleis de la física i l’acústica dels carrers d’Igualada. Moments que algú ja no recorda. No hi ha memòria sense oblit. Conta’m, Musa, aquell home de gran ardit, que tantíssim errà, després que de Troia el sagrat alcàsser va prendre [Odissea, I, 1-10]

Amb Crida sota el braç ens vam plantar davant en Joan-Carles Doval, nom mític del món discogràfic català, editor de Raimon, Sau, Sangtraït, Adrià Puntí, Australian Blonde, entre d’altres. El recordo en un bar de Sabadell, amb la seva copa de vi i un aire de general de Napoleó que ha guanyat i perdut moltes batalles, però que de totes n’ha après alguna cosa. Ens va captivar. Nosaltres a ell no li vam desagradar i vam fitxar per PICAP. La banda feia un pas més. Una trobada i un adéu, perquè l’Albert Pons, el primer bateria del grup, ens havia deixat per fer el seu camí i abandonàvem Anmi records (subsegell de Música Global). No sabia jo que el disc següent (encara per editar) seria el del meu adéu. 


fAÈRICA i Lupe Villar i Papa Juls (Sangtraït)
La teva ànima em pertany (clip)
El grup va créixer i va fer concerts arreu, amb intermitències, crisis, moments de gloria i de pena, com tota bona història èpica. De molts pobles veié les ciutats, l’esperit va conèixer; molts de dolors el que és ell, pel gran mar patí en el seu ànim, fent per guanyar el seu alè i el retorn de la colla que duia [Odissea, I, 1-10]. Un altre gran moment va ser el clip amb alguns membres de Sangtraït i la gent de Fitzcarraldo Films, amb qui ens vam entendre molt bé des del videoclip de Crida que va acabar amb una gran remullada a les platges del mediterrani, mar d’antics Déus oblidats, cants de sirena, alè de mil cent. Mes ni així els companys no salvà, tanmateix desitjant-ho, car tots ells es perderen per llurs mateixes follies, els insensats! [Odissea, I, 1-10].

Amb Petit Però Valent, sota el guiatge de Magí Batalla, i amb nous tripulants el grup comença una altra etapa. Una trobada i un adéu, el meu. Encara penso que Faèrica continua sent un dels secrets més ben guardats de la música en català. I els secrets gairebé sempre acaben sortint a la llum. Penélope continua a Ítaca teixint i desteixint mentre el destí juga les cartes i Telèmac espera que el seu pare arribi de la Guerra de Troia. De sobte, una campana repica, un crit, un home baixa de la petita nau i besa la sorra de la platja. Ulisses encara no ha arribat a port, però un dels seus companys ja és a casa. Back Home, baby.





Salut Faèrics!!

4/09/2013

dimecres, 16 de gener del 2013

L'ombra d'Anabis


L’OMBRA D’ANABIS

"Estem sols sobre crits de profetes!"
Joan Llacuna

Vaig escriure temps enrere al voltant de la figura de Joan Llacuna. Algun lector m’ha preguntat quina va ser la relació entre el poeta i el meu avi, el qual va aparèixer citat en el text. Doncs bé, la resposta exacta és que els va unir una gran amistat, que només va ser esquinçada per l’exili voluntari de Llacuna a Rubí. Llegint la carta que  Joan Llacuna va escriure a Francesc Roca, un 28 de juliol de 1961, es fàcil d’imaginar els moments que havien compartit, les il·lusions i somnis que la guerra els va furtar. En l’esmentada carta, Joan Llacuna, incita a Francesc Roca a escriure, en alguna de les publicacions igualadines que ell sovintejava, un article que tracti de l’obra cabdal del poeta, el llibre Aurora de l’Aragall. F. Roca era un bon coneixedor de l’origen i redacció dels poemes. No sé del cert si el meu avi va escriure mai aquell article –una recerca a les hemeroteques locals, per a la qual no he trobat mai temps, podria desvetllar els meus dubtes-, però, en tot cas, jo he rescabalat l’anècdota de l’oblit.
                El motiu de revisitar Llacuna i el seu temps és el de retre homenatge a la iniciativa endegada, a mitjans de la dècada dels anys quaranta, per part d’un grup de ciutadans igualadins. Va ser la creació del grup clandestí “Anabis”,  nom proposat per Josep M. Solà Solé i que sembla –no hi ha cap estudi seriós que ho confirmi- podria ser l’origen del topònim “Igualada”. Tanmateix, el més important  és que un grup de lletraferits van adoptar un nom mític, amb tota la càrrega simbòlica que això comportava, per a una tasca que - i cito un text de Maria Enrich- consistia “en una presa de contacte entre intel·lectuals i amants de les lletres i les arts d’Igualada, dispersos i sense activitat organitzada perquè la situació política no permetia cap altre associacionisme que no fos l’oficial”. Així doncs, estaven fora de la llei i escrivien en una llengua prohibida pel règim.
 Segons l’estudi de M. Enrich, a les primeres reunions hi assisteixen Josep Romeu, Pere Borràs, Josep Massana, Francesc Roca, Pere Bas, Josep M. Solà i Joan Mercader. Més tard, s’hi van afegir nous membres i el grup va anar canviant en la seva breu existència. Cal tenir en compte que el grup es va dissoldre a principis de 1948, moment a partir del qual el CECI –constituït el 24 d’agost de 1947, sota l’empara de les autoritats oficials- va aglutinar la cultura igualadina de la postguerra.
            Les seves variades activitats, que han estat recollides per M. Enrich, no estan marcades pel localisme i l’endogàmia que caracteritza la cultura igualadina afecte al règim franquista. Al contrari, “Anabis”, porta a Igualada, sempre en la clandestinitat, representants de l’alta cultura catalana: J.Palau i Fabra, Ferran Soldevila, Maurici Serrahima, etc. Desfilen per la nostra ciutat personatges importants, els quals el temps i el restabliment de la democràcia encimbellaran al capdamunt de la cultura catalana del segle XX. Tot plegat,  en  una època marcada per la repressió cultural i lingüística que va portar J. Llacuna a abandonar la ciutat desenganyat.
Tanmateix, algú podrà dir que  el grup “Anabis” el formaven quatre burgesos que jugaven a ser intel·lectuals en una  trista ciutat de comarques durant la postguerra. S’equivoquen. Si algú segueix les activitats dels seus membres abans de la guerra copsarà, en  el grup “Anabis”, una voluntat tenaç de resistència, un veritable patriotisme, un desig de continuar la tasca de plena recuperació de l´ús de la llengua catalana.

dilluns, 27 de desembre del 2010

CÀNTIC




















Podria escriure moltes coses, massa.
Omplir el blanc paper de somnis i grans paraules.
Podria escriure moltes coses, massa.
Algunes de certes i d’altres de falses.
Dir-te: jo sóc el Sol i tu la Lluna,
i ella la filla de les estrelles.
I seria veritat i seria mentida.

Podria prometre’t coves plens de llunes,
mil i una albades de riures i carícies,
una taula al ras, i una espelma sempre encesa,
i un barret d’ales amples per quan plogui.
I seria veritat i seria mentida.

Podria explicar-te què és l’amor.
Omplir la nit de somnis i grans paraules...
Em dirás: i què en saps tu de l’amor?
Pregunta-ho als avis que és l’amor!
Ells t’ho explicaran amb un gest, una mirada...

Atura’t! No ens calen receptes de llibres o de savis!
Ho tenia davant i no ho veia:
L’amor som nosaltres aquella nit d’estiu!